20 de octubre de 2009

Adonde voy

Adonde voy, las llagas
se multiplican, se infectan, se laceran.
No he de esperar consuelo, lástima, estima.
Pero sabré, al fin,
quien soy y donde estoy.
Y podré golpear sin culpa.

Adonde voy, la oscuridad
se enseñorea, se multiplica, se agiganta.
No he de esperar, luz, respiro, alivio.
Pero sé que, aunque la espalda se me quiebre,
buscaré un camino de luz a destajo.

Adonde voy, las llamas,
te rodean, te lastiman, te inquinan.
Pero sabré, por axioma, no existe la justicia.
Y me acomodaré a sabiendas en la mentira.

A donde voy, el hacinamiento;
tiranos y ladrones, putas y malcogidas,
retóricas y sermones, espadas y tributos.
Pero patearé a los unos.
Y me frotaré en las otras.

Me hartaré de gozo en sus súplicas,
orinaré el agua de su sed,
golpearé sus úlceras con mis úlceras,
defecaré el pan de su hambre,
escupiré sus caras con mis miasmas.

Porque me robaron y me mintieron;
me aislaron y me ejecutaron,
me negaron el pan y el sexo.
Hicieron noche de mi luz.
Porque convirtieron en infierno mi cielo

2000

18 de octubre de 2009

Amor simple

Es que yo quiero decirte,
sin palabras suntuosas,
ni efectos especiales,
simplemente que te amo.

No sé que pájaros habitan tu árboles,
apenas he visto alguno en los míos.

Pero, cada vez que abro esta ventana,
inventada por la industria de los hombres,
me quiero acomodar junto a tu falda.

Para tratar de ver,
el tenue bello que puebla el dorso de tu cuello,
los arroyos castaños que descienden tu cabeza,
espiando, tu cuaderno de notas,
y lo que guardan tus escotes.

Eso mismo que haría,
lejos de esta virtualidad,
si de verdad, estuviera besando/mordiendo,
los dedos de tu mano.

Y sigo diciendo,
costumbre vieja,
las mismas tonterías de siempre,
tratando de adivinar,
único modo posible,
como serán las formas de tus sonrisas.

Pero, pienso en la distancia,
en las marcas de los caminos,
en los puntos de los dados,
en el tic-tac de los relojes.

Pienso en las peleas de los amantes que discuten,
del volumen de la música,
del color de las cortinas,
de la opinión de las suegras,
de una arritmia de caderas
que han impedido un orgasmo conjunto,
un vuelo de gaviotas.

Ellos al menos,
escuchan la misma radio,
respiran la misma brisa,
que traducen en un aliento,
para arrugar la misma sábana.

Por eso,
a trasmano de tanto ruido,
te susurro: te amo,
como si jugara con tu lóbulo,
en medio de mi silencio.


2003