1 de agosto de 2009

Después del naufragio

I

Después del naufragio,
unas fotos felices flotando en el aceite.

Después del beso,
el cuello adusto y el alma incontinente.

Después de la llaga,
la escara, la granulación, la costra,
la piel al sol, para volver al fuego.

Después del adiós,
el polvo sobre las horas secas de un diario interrumpido.

Después de la calma,
la tormenta, mi aliento, tu espuma, el cielo.

Después de la traición,
candados oxidados que guardan recuerdos de vómitos,
las palomas libres sin nido.

Después de la angustia,
la mañana que ilumina un patio con rocíos secos.

Después de la locura,
el exilio, el valle tierno,
para otra pasión,
nueva locura.

Después de la aurora,
redes viejas de peces muertos,
mejor ver el mar,
a través de tus piernas.


II

Después de cortar la soga de mi muerte,
hallarte para respirar.

Después de respirar,
tus ojos, tu piel, tu boca, para agonizar.
Después de agonizar
tu calma, tu sábana, tus pechos para beber.

Después de beber,
tu boca, tu ombligo, tu mitad,
para volver a arder.

Después de arder,
el baño de tu mar, tu caballo de nube, te toca mover.

Después de mover,
tu abrazo de piel dextrógira y una mentira.

Después de mentir,
el vacío de las cortinas que preguntan de mi venir.

Después de venir,
a caer en este abismo de mi piel,
el deseo de volver a morir.

Después de morir en tu vientre,
volver a nacer nuevas venas para cortar.

2001

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