27 de agosto de 2007

Quilmes

"¡My God!,¿ what have we done?"
Colonel, Paul Tibbets


No, pibe, es tarde.
No te podés quejar ahora,
que sentís el semen caliente en tu recto.

El respeto viene un poco antes.

Acaso ya no sentías esa presión de pija
cuando viajabas al yugo
de cada mañana.

Pero claro.
Desde los tiempos de “Los Teritos”,
hasta la lectoescritura psicogenética.
Estuvieron ellos.
Controlando.
En su panóptico implacable.

La escarapelita. “Oid, mortales”.
La banderita “Alta en el cielo”.
El ejército “reserva moral de la patria”.

Y ese señor, con cara de orto,
adalid de los próceres que masacraron al Paraguay.
Hermana república, claro, después,
de haberse doblegado a la Reina Madre,
de no haberle quedado varón capaz de levantar una piedra.

Y este señor, reverendo hijo de puta,
tiene un día en el calendario: Día del maestro.
El mismo que cuando Pinocho,
masacró a la hermana Chile.
El mismo en que los servicios secretos,
dejaron que unas torres se viniesen abajo.

Los Quilmes.
Esos sí son ejemplo.

No se quisieron arrodillar
al sádico español.
(Bah, el sádico de turno).
Ese que no estaba para labrar la tierra,
ni allá ni acá.
Prefigura del clásico corrupto americano.

Y los Quilmes que no se entregaron.
No aceptaron la derrota.

Milquinientos kilómetros a pie
desde Santiago hasta Buenos Aires.
A morir,
extinguirse en la reserva.

Wichis, Tobas, Querandíes,
Collas, Mapuches, Comechingones.
Nada. Nada. Nada.
Sólo la fatiga de una muerte,
una genomuerte anunciada.

Pero, bueno.
Comprate una birrita.
Y mirá como el almanaque
se llena de fechas raras:
11-M, 11-M, 7-S.

Otros Wichis.
De otras tierras,
De ojos azules, algunos.
Otros peones sacrificables
para defender las figuras mayores.

Creo que faltan algunas fechitas.
6-Au, cuando Litle Boy acarició Hiroshima.
26-Ap, un díscolo reactor en Chernobil.

Las fechitas, en que tantos sudamericanos
dejaron de tener identidad.
“Por algo habrá sido”.

Y Bertold,
que ignoro, si como buen alemán, bebía cerveza,
que sigue diciéndonos:
“Ya es tarde golpean a mi puerta”.

Pero yo,
que no tengo ni un solo genoma de esta gloriosa estirpe,
lloro desde hace 500 años.
Pero más, desde la traición,
luego que la cabeza del rey rodó en la canasta.

Pero tomate una birrita.
Fumate un porrito.
Poné a Susana Gimenez.
Cogete una pendeja cartonera.


Quilmes, el sabor del encuentro.



2005

La puta de Cardenal

Y hablaron de la puta,
Le asignaron un indicio fundamental.
Un puesto en el margen de las reglas.
Figura en todos los diccionarios
jeroglíficos, ideográficos o alfabéticos.
Bien denotado,
para restar connotaciones.

Es que, de por sí,
puta,
contamina toda lexia.
Confunde los campos seménticos.
Los desiertos de labios.
Las sabanas de guasca.

Pero, puta, ¿por qué?

Claro,
aún recuerdo mis tiempos en que veneraba el manto azul de María,
por no haber libado olido gustado el acre y dulce gusto de una concha.

Tiempos, claro,
en que solía irme al baño alivarme de una flatulenxcsiaaahhh.
Que ignoraba el (fingido) gesto de dolor de un esfínter de ninfa penetrado.
Que no sabía porque recórcholis (¡Oh, caramba!) se reían a mis espaldas.

Pero la puta, claro.
La puta tuvo, alguna vez,
cálculo matemático puro,
esperanzas blancas,
pastito de reyes,
zapatitos de cristal,
un poster pegado en la pared.

Un rato antes, creo
que esa botella de cerveza
que el gordo rancio amenaza con meterle en la vagina.

Incluso él,
sucio como el riachuelo,
le dice, “Ppputttta.

Ella, cosas del oficio, le sonríe
y en un juego muscular de aducción y abducción,
le sopla un pedo de vagina,
inundando el aire de estrógenos,
sólo para que el alcohol no le haga olvidar a que había venido.
Brusca deducción.

Decirle, puta. ¿Por qué?
Tan sencillo.
Me lo enseñaron junto con el himno.
Porque hace,
esas cosas,
por dinero.

Fue allí,
unas 14 veredas antes de este ahora-ya,
que descubrí la razón de mis hemorroides.

Yo también me dejo romper el culo,
todos los santos días (amén) por plata.

Por unos sucios rostros,
bajo la cabeza y esbozo una sonrisa
cuando me siento sobre la dura sija
que el patrón me tiene asignada en la pocilgina.

No sólo eso.
No, solo, eso.

Yo, he permitido la prostitución de mi hija.
He dejado que mi hija venda su cuerpo,
eufemizado como fuerza laboral,
a cambio de unas monedas.

Para que coma, se bañe, tome el colectivo,
espero que hacer el amor
(porque las hijas no cogen, hacen el amor)
y esté otra vez, mañana, pasado, el lunes, el martes
conformando el futuro,
de quien se queda con el sudor de su frente.

Es cierto,
¿puedo decirlo en mi juicio de descargo?
Yo no le regalé El origen de la riqueza de las naciones.

Yo sólo le di origen.
Pero no luché lo suficiente.

No hace falta estallar una cabina contra las ventanas del City.
Dejar el pecho asmático, cansado y perforado en una selva boliviana.
Ni tener un gran sueño.

De todas maneras te volarán los zapatos, el pecho y la cabeza.

Pero la puta me sonríe y hoy estoy muy caliente.
Le voy a dejar unos ped/sos
que gané con mi tortura de artritis,
mi cristalino esclerosado y mi culo roto.
Y es inútil.
Ya es muy tarde

Haré mucho menos que Cardenal.
Escribiré un poema,

por el cual no iré preso.

2005

23 de agosto de 2007

Ciprés

A tu sombra vendré un día,
en una cómoda caja,
que habrá sido savia como tú.

Y me entregaré a tus quietos pies,
que me llevarán a la torreta de tus ramas,
para sentir el viento sobre mis disueltos líquidos,
y al fin,
podré conversar con los pájaros.

2001

22 de agosto de 2007

sin titulo

No susciten el General en ustedes,
sean la Pantera Rosa,
amense como la avispa y la orquídea.
Deleuze – Guatarri (Rizoma)



los nabos de cabo a rabo
universalizan la especie para domesticar la furia
caminan con sus culos de botella buscando
la palabra nunca evidenciada

vaya heliotropos licantropos
ponerse de acuerdo en obedecer el sol
y morir despedazados en plenilunio
baya cobaya azucar mimetica
no se mueva la tenemos hidrolizada

los idolos eran mas buenos
era decir para alla
ellos siempre se encontraban
tocarle el cencerro
el rayo nos quemo
parece fue mejor
no era preguntar cual padre
sino para que un padre.

preguntas indefinidas
que han encavado las luces

entono pregunta
si porto una remera de einstein
supondrán que conozco las pulstars
y si me comporto con una ramera
modulo afirmacion
tenues tensiones distintas pulsiones

rocinante sabia mas que yo por supuesto
fue el primero que salio con vida
su ariete contra el sur de la torre
el viento en su armadura
cosa morosa parece
cabalgar el viento como ariete
contra la torre sur
quijano un profeta

lo sabia maltus
para muchos basta un general
la sabiduria no da derecho de permanencia
convencer al vecino de la inquina del vecino
regalarle un puñal recien templado

entre heroe y genocida no hay diferencia matematica
los supieron hitler stalin truman lo sabe bush
siempre es necesario encontrar una lusitania
sangre que huele a aceite de dinosaurios

en cualquier aldea los hombres intercambian las hembras
julia discute del padre con judith
sylvia le escribe a su daddy

artaud se arto de los sentidos
benjamin no cruzo los pirineos
sirven trufas en el savoy
juegan al monopoly
nosotros con los lexemas
los hutus buscan bonos de comida
mandela antes que nos morfemos los diamantes
lucy no tiene cielo
se acabaron las frutillas


no poder leer un libro por falta de fetiche
es distinto a la ceguera de edipo
aunque no haya hogueras de arte degenerado
quedamos en el anverso de alguna hoja riemann
infinitas secuelas de un modo pi

disueltos en la marea
dispersos en la barbarie
sin titulo alguno


2005
(versión sin diacríticos, si hay alguno es error de tipeo)

Gala Dalí observada por hombres de Magritte



Los hombres a través de la ventana,
la tarde fresca,
la ventana gris,
colores primarios,
cielo de bandera argentina.

Y te siento allí,
sentada de vos,
vos frente a vos,
contando las perlas,
saliéndote para buscarme.

Una palabra cayó sobre la alfombra,
recorrió los pisos de la habitación,
hacia la cocina, el baño,
golpeó contra la columna de mi mármol,
y salió al sol del patio.

Y los hombres, jetros, perfectos,
que miran a través de la ventana,
un mundo de corbatas planchadas.

Y les das la espalda.

Tu espalda de valles transitados,
sólo por las caricias de los versos de los poetas.
Luego, todo mío, aunque lejana.

Me pincharé el dedo con la rueca,
a la hora del ángelus,
que es cuando tu rostro es más blanco,
más luminoso y más lejano.

Entraré a mi cuarto lúgubre, oscuro, sombrío.
Donde las miradas de los hombres,
no horadan desde la ventana.
Y dormiré mi amor sin tiempo.

Ellos no saben de mi amor,
de mi letra ensimismada,
de mi espera inútil,
de tu camisa,
tu pelo
y tus manos cruzadas.

Mañana te irás.
Te escribiré cada día un poema.
Ellos creen en las despedidas,
yo en la eternidad.

Perecerán los puentes,
del óxido de mis lágrimas.
Cuando yo soy feliz,
sólo con nombrarte.

Esos hombres de sombreros mágicos,
creen en la sangre de los orfanatos,
pero no saben de mi sangre,
resucitada, regurgitada, agitada,
a la hora del ángelus,
por tu boca ajena.

Quizá me compre una camisa,
del mismo color de tus ojos,
para colgarla de espejo y nombrarte.

Te irás y no lo lamento.
Te irás a volar entre los incineradores,
a nadar sobre las vías del subte,
a sonreírle a la vaca de la ruta nueve.

Y yo te amaré.
Te pintaré sobre la pared del desván,
desplegaré tu blanco sobre mi cuaderno,
le daré la forma caprichosa de un poema.

Y lo recitaré al viento,
para beneplácito de los hombres,
que miran absortos por la ventana.

Ellos, hablarán de la belleza de las palabras.
Porque, ellos, no saben, en realidad,
que yo sólo hablo de tu belleza,
que entra algunas tardes,
cuando levantas los ojos,
sólo... solamente para mirarme.


2001

PD: Jetro: Hombre de traje o boncha de jetra.

Una la

Una la

Women is the nigger of the world.
(John Winston Ono Lennon)

Ella, Eva, María, la culpable.
Digo, eso dijo, el jovato,
que vino de arriba con un broli firmado por el diretó.
Pero yo el garfio no lo ví.
Mucha soldadura alógena, vea.

Culpa de madera.
De manzana, de zarza, de olivos.
El serrucho dejado por una luz.
Y ella allí.
Llorar al crío.

Culpa de piedra.
Pies ligeros acabando con el honor.
Silencio señó que la yegua está montando versos alejandrinos.
y la Ifi dando vientos.

Culpa republicana.
La Lucre, la pura, la bol... la intacta.
Esta, la que no envenena,
ni cuida las artes.
Y el bruto ese, bah.

Culpa roja.
Uno, que vino de vasijas.
Y la pequeña vagina romana
conquistó la furia.
Ma no te preocupei:
fuel verso del alfil.

Culpa culta.
Hypatia, bonita y sabia.
Pagan Baby
Escándalo a la sinrazón.
Quemen sus papiros con ella.
Sólo un libro.
(Todavía matamos por cual)

Culpa campesina.
Asadito a la Juana.
Buena idea.
Otra que se la creyó.
Hombres necios.

Culpa diferente.
Hocus Pocus.
Salem con fritas.

Culpa llana.
María pensaba en el que no tenía brain.
Virtud por vida,
rechazo por el que dirán.
Ma sí, dejalo que se haga el pajonal.

Culpa punzó.
Moño rojo sin brea.
Isidora baila refalosa.
Camila paga las Alianzas.

Culpa rubia.
Mis grasitas,
¿Podrian decirme donde está mi cuerpo?
Don´t cry for my, Madonna.

You, Daddy, bastard.
Haceme lugar debajo de tu zapato.
Boys don´t cry, Brandon, hacete hombre.

2007