Adonde voy, las llagas
se multiplican, se infectan, se laceran.
No he de esperar consuelo, lástima, estima.
Pero sabré, al fin,
quien soy y donde estoy.
Y podré golpear sin culpa.
Adonde voy, la oscuridad
se enseñorea, se multiplica, se agiganta.
No he de esperar, luz, respiro, alivio.
Pero sé que, aunque la espalda se me quiebre,
buscaré un camino de luz a destajo.
Adonde voy, las llamas,
te rodean, te lastiman, te inquinan.
Pero sabré, por axioma, no existe la justicia.
Y me acomodaré a sabiendas en la mentira.
A donde voy, el hacinamiento;
tiranos y ladrones, putas y malcogidas,
retóricas y sermones, espadas y tributos.
Pero patearé a los unos.
Y me frotaré en las otras.
Me hartaré de gozo en sus súplicas,
orinaré el agua de su sed,
golpearé sus úlceras con mis úlceras,
defecaré el pan de su hambre,
escupiré sus caras con mis miasmas.
Porque me robaron y me mintieron;
me aislaron y me ejecutaron,
me negaron el pan y el sexo.
Hicieron noche de mi luz.
Porque convirtieron en infierno mi cielo
2000
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario