20 de septiembre de 2009

Vampiro

A la triste figura de una niña esperando un cliente

Soy un vampiro sin alas.
Crezco en la noche rugosa.
De sábanas frías, ácidas.
Soñando muertes de gelatina.

Se arrastran en mi los perros perversos.
Pidiendo clemencia, clamando anarquía.
Mientras lamen sus garras de festines.
Envidia de albedrío.

Tengo la sangre seca de cobardías.
El vientre hinchado de golondrinas célibes.
El pecho roído de temores hediondos.
Los muslos dilatados de ausencias.

Los lobos aúllan en busca de mis huesos.
Las hienas ríen de mi monotonía congelada.
La luna y las nubes se esparcen en gemidos.
Cuando mi cabeza destila autovenenos.

Miro los techos poseídos por los gatos.
Que se burlan en sus escorzos lascivos.
La caída de un espejo cronado.
No hay lagrimas de odio ni espanto.

No quiero comer de tu sangre vendida;
con vuelto de látex.
Quisiera mas bien abrigar tu piel morena;
para derrotar los caminos.

La vidriera me encandila neones soeces,
tu ojo azabache, inocencia alquilada,
me invita a no amarte, no quererte,
Hada de alas negras y cintura troquelada.

Si pudiera comprarte con un verso,
sin peculio ni proteínas.
Podría darte un beso de imberbe,
tras el humo de un café....

1999

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