27 de octubre de 2008

Murmullo de vértebras

Cierto,
hemos mordido manzanas,
para preguntarnos que somos.
Le hemos puesto nombre a cada cosa,
para olvidarnos de las cavernas.

Será por eso, creo,
que se me olvida del alfabeto,
cuando escucho los murmullos
de tus vértebras.
Articular verso, imposible,
debajo de tu juego de falanges.

Me creeré omnisciente.
Tonta ilusión para saber tus hormonas.
Te crearé en cada papel infinito.
Haré Moebius de tus pliegues.

No entenderé la caída.
No sabré ser Hefesto ni Lucifer.

Porque habré trocado mi vacío,
en la vastedad de tu vientre.

Me han dicho de algunos domingos,
diarios golpeando las ventanas,
barriletes colgando de los campanarios,
las radios atenazadas en algún clásico.

Sufre más el ciego que ha conocido a Picasso.

Busco tu sábana,
para manchar de café con leche.
Tu boca con sabor a recién despierta.
Tu pies con dolor a pasos por dar..

Tu soledad no es la mía.
Mi plenitud quizá no sea libro de tu museo.

¿Como explicarte?
El éxtasis de morder los dedos de tus pies.
Y un orgasmo que puede esperar,
la huida de los gatos de la vecina de enfrente.

Recuperar en tu cintura el resto de mi historia.
Asincronía de palpitaciones.

Morir de tu lluvia.
No es letargo.
Es agonía de éxtasis.

Morder de tus cabellos.
Aunque sea mi último suspiro.


2004

No hay comentarios: