15 de noviembre de 2008

El Buko

Allá en el fin del universo,
en la última voluta de la espiral.
Hay un hueco,
un Buko,
lleno de plumas intangibles.

Es un espacio de luna,
donde las pavas silban su orgasmo,
el ojo mira a tu ojo en torbellino de fuego,
las naranjas se guardan en cajas azules,
los chinos pierden anillos con el dedo puesto.

Es un tibio vergel,
con aroma a incienso y limón,
donde los pájaros aletean sin jaulas,
las manos se asilan del exilio,
los ángeles protestan la desesperanza,
las canaletas se inundan en días soleados.

Es ante todo un tiempo sin cuerda,
una tregua de batallas perdidas,
un podio para éxtasis de tinta,
un nido para alas quebradas,
un viaje desde los tréboles a Limuria.

No hay limites de contorno al placer o al dolor,
es aquí donde al fin el padre pondrá la rama,
la Fanny, finalmente, se morirá,
el Mangangá reverdecerá otra primavera.
Donde el sol, aprovechando la noche,
se escapa con otra luna.

Se puede ver a Raziel colgado del pino,
comiéndose las uvas verdes,
los fósforos quemarse en rito de purificación,
los ojos exorcizar lágrimas estalactíticas,
Quijotes sin lanzas huir de Dragones,
para rescatar princesas de su torre de silencio.

Y así,
mientras los cartones de rezago,
se convierten en lujosas esquelas,
las tizas pintan nubes de lana,
alguno que otro,
se da una semana más de oportunidad.

1998

2 comentarios:

Leuviak dijo...

ey criscam, un placer su blog, espero verlo por el foro en algùn momento,

un abrazo.

Cris Cam dijo...

Leuviak:

Mi seudónimo, en cambio, se explica fácil, son las primeras sílabas de los nombres de mis hijos, feedback que le dicen.


La única cosa que no fuí que me hubiera gustado ser pero nací tarde es Hippie (pero sin drogas y alcohol, los cual complica de por sí la definición).
Es decir, como respuesta a las discusiones filosofo-políticas, no soy nada de lo que impregna mis ideales, pero tomo siempre algo. Soy pacifista, pero no soy masoquista, admiro a Gandhi, pero no soy gandhiano, porque el imperio nunca se cansará de pegar.
Admiro al Che, por su propósito de voltear al capitalismo, pero no por su ingenuidad de creer que con la voluntad alcanza.
Parafraseando a Lennon: creo en la revolución pero si para eso es necesaria la violencia, no cuentes conmigo.

Por eso, tampoco creo en Sorel. La razón es muy simple, la enorme diferencia de fuego, nos dicen quienes serán los caídos.

Deleuze en cambio, no se deja engañar, no confunde energía con violencia. El hombre tiende a creer que 10 minutos de violencia compensan años de "dejar hacer", que todo lo que ve es tal como se lo cuentan.
Y ese es, justamente, el espacio de la verdadera batalla, redefinir la "cosa". Decir que el rey está desnudo. Y que existen otros mundos posibles (¿Cual? No sé. La imaginación al poder)

Y en ese espacio, la literatura, como primera fuente de creacion de mundos tiene mucho por hacer.
Con sólo recordar que el 90% de la humanidad se rije con mitos y leyendas, desde el Génesis hasta la ley del mercado, pasando por ángeles, extraterrestres y héroes nacionales, nos da pie para afirmar que el poeta, y su versiones "prácticas" el filósofo y el científico, como Georg Lukacs nos vuelve a afirmar, son los únicos capaces de sustraerse a la alienación, ser el hombre entero (en el sentido hegeliano) para ver todos los árboles del bosque.

Un abrazo.