5 de noviembre de 2008

¡Puta madre!... no tenerte

El amor es simple.
Dos que se ven,
dos que se suman,
dos que dosifican panales.

Pero no tengo el amor simple.
Nunca lo he tenido,
parece que no lo tendré.

¿Que decir de tus pechos
en el que otros posarán sus labios?

Fantasma de Canterville.
No, no es de Wilde, ni Charly,
ni León que quiero hablar.

Parece que estuvieras allí,
al alcance de mi mano,
estiro el brazo,
(manjar de dioses tu boca)
pero... estás tan lejos.

No sé si te merezco o me mereces.
(Boludeces sociales que decían las viejas de otros tiempos)
No sé si pudiera funcionar.
No sé, tampoco, ni como, ni durante cuanto.

Sé, sin embargo, que te amo.
Sin haber respirado tu aliento,
ni sorbido tu boca, tus tetas, ni tu sexo,
Sin haber tocado la piel de tu espalda, pies o culo.
Sin haber olido tu menta, tu cuello, tu axila.

Eso que otros,
sin tanto preámbulo ni colofón,
tienen al alcance de su mano.
Eso que alguno tendrá de premio.

¡Puta madre!... no tenerte,
entre mis dedos,
o sobre mi vientre.
Para contarte un cuento.
Mirar a través de la ventana.
Correr por el parque.
Desnudarte lentamente.

La distancia es inexorable.
Sólo me queda putear entre dientes.

Es cuestión de tiempo nomás.
Un anónimo se convertirá en él.
Y yo en amigo necesario.





2003

No hay comentarios: