Me parece que esto es un círculo.
¿A que volverán mis padres,
jóvenes en el recuerdo,
llevando a la izquierda
mi recta temporal?
¿Para que recordar aquellos besos
aquellas caricias
aquel sexo?
¿Para que recordar,
las noches de espera,
frente a las salas de parto?
Si los silencios ya están en mí.
Las cobardías ya están en mí.
Y la muerte,
hace tanto,
es mi concubina.
¿Para que mi espera junto al teléfono,
esperando esas llamadas,
sí sé que no lo van a hacer?
Quisiera salir
para ver el sol.
Quisiera oír,
¡bien, comienza mañana!.
Quisiera sentir
dos palmas en mi cara,
para llevar mis labios
a su boca.
Quisiera volver a escuchar:
¡hola, Pa!
¿Es mucho pedir?
¿Dónde lo debo pedir?
Los mármoles no responden.
Los montes se callan.
Los patios se escapan.
¿Dónde, sino aquí?
Donde hay un espejo recto,
que devuelve mis palabras circulares.
Donde hay infinitas rectas,
marcando caminos a seguir.
Donde no hay rombos carteles,
para todos mis no.
Pero temo construir un aljibe seco,
donde abreven,
como yo he abrevado.
Y mañana ser citado,
bajo otra lámpara,
en busca de sus fantasmas,
que yo
en rueda de noria,
les habré legado.
2000
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